Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2017

Donante de óvulos... ¿Ayuda femenina, madre invisible, o la mitad de un sueño ajeno?

Imagen
"Les voy a confesar algo que muy poca gente sabe"... y en ese instante me tomó del brazo y entrecruzó su codo con el mío, como queriendo bajar la voz y viéndome fijamente a los ojos, como intentando con gran dulzura entrar con su mirada a mi corazón a través de los suyos que en un segundo se llenaron de agua, esa agua que no escurre por las mejillas, pero que ilumina desde dentro la mirada de las madres al pensar en sus hijos, y en ese instante, me desconecté del salón aquel en el que estábamos y del bullicio de las risas y la gente a mi al rededor, para viajar en el tiempo a través de esa mirada que con un simple guiño involuntario, me hizo parte de ese atesorado recuerdo del que no fui parte, pero que ahora y a través de ese casi susurro travieso viví, y ella, revivía el instante aquel que hoy la hacía la mujer más feliz del mundo... "fue en una rosca de reyes cuando recibí una llamada que me avisaba que había nacido un niño y que podía ser para mí"- nos dijo,

Confirmado ¡Estamos embarazados!... Que empiece la aventura de dos papás hombres.

Imagen
Después de un día lleno de emociones y sensaciones nunca antes experimentadas, al llegar la noche me fui a la cama y abracé a mi "Güerito" con mucha fuerza y con una enorme sonrisa, y lo último que pensé antes de caer por fin profundamente dormido, fue: "y lo mejor de todo es que no vamos a tener que sufrir mareos, ascos, vómitos, y que no nos va a crecer la panza"... pero qué equivocado estaba. El miércoles 24 de febrero de 2016 pintaba una mañana diferente; no es por tratar de poetizar las circunstancias, pero de una vez les advierto que quizás así vayan a sonar las siguientes lineas, y es que definitivamente recuerdo que se sentía una frescura peculiar en nuestro entorno, para empezar las sábanas no me jalaron de nuevo hacia la cama con discretas caricias que me envolvieran como anaconda a su presa, y las almohadas no trataron de persuadirme al oído que reprogramara el despertador del celular cinco minutos más, ese día no, esa mañana simplemente parecían