Donante de óvulos... ¿Ayuda femenina, madre invisible, o la mitad de un sueño ajeno?


"Les voy a confesar algo que muy poca gente sabe"... y en ese instante me tomó del brazo y entrecruzó su codo con el mío, como queriendo bajar la voz y viéndome fijamente a los ojos, como intentando con gran dulzura entrar con su mirada a mi corazón a través de los suyos que en un segundo se llenaron de agua, esa agua que no escurre por las mejillas, pero que ilumina desde dentro la mirada de las madres al pensar en sus hijos, y en ese instante, me desconecté del salón aquel en el que estábamos y del bullicio de las risas y la gente a mi al rededor, para viajar en el tiempo a través de esa mirada que con un simple guiño involuntario, me hizo parte de ese atesorado recuerdo del que no fui parte, pero que ahora y a través de ese casi susurro travieso viví, y ella, revivía el instante aquel que hoy la hacía la mujer más feliz del mundo... "fue en una rosca de reyes cuando recibí una llamada que me avisaba que había nacido un niño y que podía ser para mí"- nos dijo, y ahí estábamos Carlos y yo, atentos a aquella narración y empapados de esa sensación de felicidad, una felicidad ajena que contagia y que alegra... "¿ahora lo entienden?, ese pequeñito que no nació de mi vientre fue mi regalo de reyes, y desde ese momento fui la mujer más completa del mundo"... "por fin iba a ser mamá, e iba a poder volcar todo ese amor que tenía atrapado y que no sabía que ahí estaba en un pequeño que había venido a este mundo para llegar a mis brazos y llenarme de besos y risas"...

"Esa es la magia de la vida muchachos"- nos aseguró a Carlos y a mí sin soltarnos aún del brazo, "Y ahora ustedes hicieron ese milagro realidad al convertirse en padres, y qué importa si son dos hombres o dos mujeres, el mundo necesita amor, y eso es lo que ustedes ahora están viviendo, el más grande y puro amor". Aún no acababa de decir esa frase cuando se integró a nuestra misteriosa conversación un hombre, tal vez intrigado por nuestras caras de asombro o por nuestra cercanía casi secreta, pero como por arte de magia traía el mismo mensaje... "Yo adopté a mi hijo"- nos dijo con la más amplia sonrisa que su rostro era capaz de reflejar... y de inmediato sacó su celular, para que como buen padre, presumirnos lleno de orgullo a su amado hijo.

Yo no cabía del asombro de aquellas confesiones, parecía como si el destino nos hubiera juntado en ese instante a los cuatro para celebrar el milagro de la vida y la paternidad.

Aunque nuestro caso fue un poco distinto, también un angelito nos escogió a Charlie y a mí para ser sus padres, pero este angelito llegó de manera diferente.
Llegó porque lo buscamos y llegó porque "alguien" decidió donar parte de su esencia para hacer nuestro sueño realidad.

¿Donar duele?... ¿Es un proceso difícil?... ¿Hay alguna remuneración económica?... ¿Quién puede ser donadora de óvulos?... ¿En manos de quién van a dar mis óvulos?... ¿Cuál es la mejor clínica para hacerlo?...

Estas son algunas de las preguntas más frecuentes que se hacen las mujeres a la hora de pensar en convertirse en donadoras de óvulos, aunque siendo sinceros, la verdad es que es una inquietud muy poco común en la mayoría de las mujeres, y si tú eres una y me estás leyendo, me atrevería a decir que seguramente nunca lo has hecho, o por lo menos, nunca ha estado en tu proyecto de vida el donar tus génes a algún desconocido para ayudarlo a ser padre o madre.
Y lo entiendo, créeme que aunque no soy del género femenino, sé que para muchas mujeres el desapegarse de algo tan propio, tan íntimo, tan fundamental y tan interno, representa mucho; pues de alguna manera, ese óvulo que sale de ustedes, en el caso de una donación, se convertirá en un hijo al que nunca conocerán, es más, se convertirá en un hijo al que ni siquiera cargarán en su vientre, pero que no por eso, dejará de tener la mitad de su carga genética, de su esencia, de su cuerpo, para convertirse casi por obra de la más asombrosa magia, en un ser humano que nacerá gracias a un "pedacito" de ustedes, y esa idea, de que alguna parte de su propia sangre vaya por la vida sin tener ningún tipo de vínculo futuro con ustedes, por más simple o compleja que pueda parecer, despierta enormes sentimientos de contrariedad, y no dudaría que para muchas es incluso hasta pecado, y más en una cultura como la nuestra, en la que vemos a los hijos como propios y nuestro apego a ellos llega a niveles muchas veces innecesarios.

Para un hombre puede funcionar igual, con las mismas interrogantes, sin embargo, creo que la idea no implica tantas complicaciones ni enredos de conciencia, y lo digo porque definitivamente hay más donadores de esperma que donadoras de óvulos, tal vez por la simpleza del acto, pues para uno como varón, por simple naturaleza, el extraer nuestras células reproductivas resulta mucho más fácil y hasta cotidiano, y para tal efecto, no se necesita la ayuda de algún especialista.

"Hay tantos niños necesitados de amor en este mundo" - nos aseguró esta mujer que aún nos sostenía la mirada y entre susurros nos compartía con gran orgullo la experiencia de haber adoptado a su hijo, "Y qué importa si no se parece a mí físicamente, o a su papá, es nuestro hijo y nuestro gran triunfo del amor".

Sí, como ya lo había compartido en alguna entrada anterior, alguna vez tuve la inquietud de adoptar, pues la paternidad es algo que siempre me llamó fuertemente, sin embargo, ante lo complicadas de las leyes en nuestro país para que personas solas, o parejas homosexuales tengan este privilegio exclusivo de las parejas "bugas" (heterosexuales), decidí poco a poco hacerme a la idea de volcar este amor en los sobrinos, hasta que llegó Carlos a mi vida, un "güerito" de alma vieja que me enamoró y me contagió nuevamente de este cálido fuego de la familia, y de tener en nuestra casa a un pequeñito o pequeñita, o a varios, a los cuales llamar hijos.

Pero nosotros quisimos hacerlo a nuestro modo, y no por necios, o por egoístas, sino como ya lo describí en una entrada anterior, queríamos tener un hijo nuestro, de la sangre y la genética de uno de nosotros, así que aquí empezó la tarea de buscar a una donante adecuada que cumpliera con estas grandes expectativas que todo padre tiene cuando se formula el deseo de tener un bebé.

"¿Cómo se escoge a la donante indicada?"... fue la pregunta que me hicieron hace un par de semanas en mis redes sociales y que inspira esta entrada que hoy les comparto...

Ya platiqué en alguna entrada anterior cómo fue el proceso de elección de nuestra donante, pero hoy quiero hacer hincapié en que no es tarea fácil, pues definitivamente estás escogiendo de un universo desconocido, a la mujer que será la madre biológica de tus hijos, es decir, aquella que no vivirá con ellos, que nos los educará ni les dará de comer, pero que es la persona que transmitirá la mitad de la carga genética de un nuevo ser humano, que le pasará parte de su energía, de su esencia, de su historia, de sus complejos, de sus defectos emocionales, de sus virtudes, de sus enfermedades y de muchas otras características que los padres transmitimos a nuestros hijos a través de nuestra composición biológica.

Así que lo primero que hicimos fue imaginarnos a nuestros hijos, visualizarlos en nuestra mente y en nuestros corazones para traerlos a la vida a través de un pensamiento, de un sueño, y con base en esa imagen, que era nuestro deseo más puro, tratar de buscar a la "mujer perfecta"; y después lo que hicimos fue confiar, sí... confiar, aunque suene difícil, pero en este tipo de casos la verdad es que no tenemos el control de nada, nadie te asegura que la mujer que elegiste de una lista de donadoras para que te "regale" parte de su ser, es justo la que elegiste, pues es un sistema muy privado, en donde se resguarda la identidad de esa persona y nunca la ves ni la conoces en persona, así que sólo le pides al universo que se mueva en tu favor, para que ese ser humano que elegiste y del que van asacar esas "células de vida", sea digna de tus hijos, sea digna de tus sueños y de tus deseos de padre, que sea una mujer bella en todos los sentidos, que sus ojos brillen con luz propia, que su alma esté limpia, que su corazón y su conciencia estén en paz, que sea sana, amorosa, trabajadora, exitosa, inteligente, espiritual, tierna, segura y fuerte; para que tu hijo inicie y llegue a este mundo con esas herramientas que tú literalmente, le escogiste para que iniciara su camino.

¿Cuáles son los pasos que supuestamente debe tener una mujer para convertirse en donadora de óvulos?

Para ser donante de óvulos, las clínicas de fertilidad piden los siguientes requisitos:

  1. Debes tener entre 18 y 25 años.
  2. Residir cerca (30-40 km) de alguna de las clínicas de reproducción asistida que disponen de Banco de óvulos, o acudir regularmente a la ciudad en donde serás donante.
  3. Disposición a tomar medicamentos para estimular la producción de óvulos, así como a la realización de ultrasonidos y exámenes sanguíneos.
  4. No tatuajes, piercings o acupuntura realizados en los últimos 12 meses.
  5. No antecedentes de enfermedades genéticas.
  6. Ningún uso actual de antidepresivos, tranquilizantes y/o estabilizadores del estado de ánimo.
  7. No fumadora y libre de drogas.
  8. No antecedentes de VIH, enfermedades infecciosas ni enfermedades de transmisión sexual (incluso si has tenido tratamiento).
  9. Compromiso de acudir a revisiones de 5 a 7 veces por ciclo de donación

¿Y luego qué sigue?... A resumidas cuentas, el proceso para la donación de las células reproductivas de una mujer, las candidatas deben seguir los siguientes pasos:

1. ENTREVISTA:  después de evaluar los antecedentes de salud de la candidata, se le explica en una entrevista todo el proceso de donación de óvulos y se resuelven las dudas que puedan surgir.

2. REVISIÓN MÉDICA: Una vez confirmes que quieres ser donante, se realizan unas pruebas médicas para comprobar que la candidata cumple todos los requisitos para ser donante de óvulos. Todas las pruebas son gratuitas.

3. LA ESTIMULACIÓN OVÁRICA: Cuando todos los resultados de las pruebas sean normales, se planifica la estimulación de los ovarios. Este proceso dura entre 10/12 días y consiste en preparar los ovarios para el día de la punción, que se llevará a cabo en una clínica para donar óvulos.

4. LA PUNCIÓN: Es un proceso que las clínicas de fertilidad aseguran que es sencillo, seguro e indoloro, que dura unos 20 minutos y en el que se extraen los óvulos maduros que se ocuparán en un futuro proceso de fertilidad. Una vez terminada la punción, en unas horas podrás seguir con tu vida normal, siguiendo las indicaciones del equipo médico.

Por ahora hasta aquí me quedo, pero cada quincena postearé una entrada nueva de esta aventura personal que espero te sirva de ayuda, así que mantente en contacto con nosotros. Te invito a que nos sigas y a que te suscribas a nuestro blog y seas parte de esta historia.
Recuerda que aquí abajo puedes dejar tus comentarios, dudas, preguntas y cuestiones que te gustaría tocáramos más adelante.

Saludos y...




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