La Marcha del Orgullo Gay... ¿una fiesta por el respeto, o un carnaval de la perversión?

Primero fue por morbo, después por curiosidad y luego por simple gusto... 
pero desde que tenía 17 años y me mudé con mi familia a la Ciudad de México en 1998, tuve la inquietud de asistir alguna vez a la tan famosa 'Marchar gay' que se realiza año con año en el Paseo de la Reforma, la avenida más emblemática no sólo de nuestra capital, sino también del país entero, por albergar entre sus banquetas gran parte de la evolución y la historia de este país, por ser además reflejo de nuestro desarrollo como nación y por si me faltara alguna otra razón, por ser fiel testigo de las millones de historias que se han contado entre sus esquinas y edificios, convirtiéndola (a mi gusto personal) en una de las avenidas más hermosas y mi favorita del mundo entero.



Mis primeras noticias de esta marcha llegaron ya cuando yo era un adolescente (pues por obvias razones en mi familia no se acostumbraba a tocar el tema) y entre otras cosas, era que se trataba de un acontecimiento festivo en donde se daban cita cientos de hombres musculosos desfilando en poca ropa y mostrando sus atributos al aire libre sin ningún pudor ni mesura, cosa que no pasaba en ningún otro lugar ni en ningún otro momento, y eso significaba la oportunidad perfecta para recrearme la pupila en un ambiente de júbilo y fantasía al ritmo de músculos bronceados y brillosos bailando cadenciosamente al compás de la música; también que albergaba a la mayor cantidad de 'criaturas' y 'especímenes' del folclor no heterosexual que durante todo el año vivía oculto entre las sombras y que aprovechaba esta gloriosa oportunidad para sacar y lucir sus más exquisitos atuendos llenos de plumas, colores, brillos y lentejuelas que inundaban de magia y sabor la avenida; y entre otras cosas, también que era el lugar perfecto para ver y ser visto, ¿por quién? por chicos con los mismos intereses que tú, es decir, un lugar ideal para ligar a uno, dos o muchos chicos guapos que salían de 'casería' a la calle con la mejor de sus miradas entre risas, música y hombres en poca ropa.



Sin embargo he de confesar que no fue sino hasta 16 años después, que en el 2014 asistí por primera vez a mi primera marcha gay empujado por la insistencia de dos de mis amigos con los que compartía además de la casa, el mismo gusto por el sexo opuesto, y también empujado por esa curiosidad y morbo que nunca se apartaron de mi cabeza. Sin duda quería ser parte de esa famosa marcha que enaltece en todo el mundo el orgullo por tener una orientación sexual diferente al común de la población, el orgullo por ser de una manera y sentirte feliz de serlo, el orgullo de no esconderte y el orgullo de aceptar y festejar que somos como somos al grito de "no somos machos pero somos muchas", frase que logró arrancarme varias carcajadas al escucharla en algunos de los contingentes de chicos que con fuerza y mucha convicción la ocupaban como grito de guerra.

Acepto que esa primera experiencia me quedó a deber, ahí estaba yo parado en el camellón de mi avenida favorita del mundo, con dos de mis amigos esperando que detrás de ese grupo de personas subidas en desorden en un autobús rentado y con su propia fiesta al interior, dejara ver por fin algo realmente llamativo y digno de un desfile gay, pero no pasó; creo que fueron mis expectativas respecto a tan famoso acontecimiento, quizás las tenía demasiado arriba después de ver en el Internet las marchas espectaculares en ciudades tan emblemáticas para la cultura gay como Madrid, Nueva York, San Francisco o Sao Paulo en Brasil, en donde los contingentes son verdaderamente monumentales y los ríos de gente bailando y brincando al ritmo de la música inundando la ciudad me parecían como un verdadero carnaval de la diversidad, en donde los carros alegóricos son verdaderas obras de arte construidos especialmente para lucir el 'Gay Power' en un día tan especial y dejar a propios y extraños con la boca abierta y con la sensación de querer ser gays por un instante (aunque fueran el más mocho de los machos de la ciudad).
Pero cuando después de 40 minutos bajo la inclemencia del sol de medio día en pleno verano entendí que eso no iba a ocurrir, y me relajé y bajé mis expectativas del 'gay power' mexicano, algo en mi interior cambió, y fue entonces cuando empecé a disfrutar aquella verbena popular llena de 'Juangas', o de chicos ajuareados con ampones vestidos de colores pastel (cual quinceañeras posando en sábado por la tarde para su foto en la columna del Ángel), o imitadores de Gloria Trevi en sus tiempos de "zapatos rotos" y "doctor psiquiatra", o de hombres vestidos de 'novia' y mujeres vestidas de 'novio' que caminaban como lo hacen las parejas cuando van al altar, y otros personajes que hicieron de ese momento una divertida tarde de entretenimiento y diversión que una vez al año no hace daño.
Lo que más me acuerdo fue que me llevé un par de nalgadas y un apretón en la entrepierna un tanto inesperado y hasta doloroso, pero supongo es parte del mismo furor del momento, otros fueron más amables y desde lejos guiñaban un ojo o me ofrecieron una indiscreta sonrisa que fue correspondida con una tímida expresión de rubor en mi rostro.


¿Y por qué me tardé tanto en asistir a una marcha del orgullo gay?, pues no lo sé, supongo que por las mismas razones que tienen muchos otros gays que no van, porque al ir a un lugar tan público quedas expuesto a que te juzguen de 'mariquita' cuando aún no has 'salido del closet' o cuando aún no tienes claro cuáles son tus preferencias, o no te has aceptado plenamente, o simplemente no quieres hacerlo; y en ese momento de incertidumbre encontrarte a algún conocido entre la multitud, podría significar un 'suicidio social' entre tus amigos de la escuela, colegas de trabajo o incluso con tu misma familia; así que en mi caso preferí aguantarme las ganas y la curiosidad, y simplemente enterarme del evento por comentarios de terceros (generalmente heterosexuales que descalificaban a la marcha y la tachaban de un evento de perversión y locura sodomita), o por las noticias en los medios de comunicación que apenas daban detalle de lo ocurrido en esta o en alguna otra ciudad del país.

Y al respecto de 'bugas' (término empleado en el ambiente gay para referirse a los heterosexuales) inconformes y detractores sociales del movimiento LGBTTI, como líderes políticos, religiosos, o simples 'mortales' que se expresan duramente contra este tipo de manifestaciones públicas, y de los que en repetidas ocasiones he escuchado la marga queja disfrazada de pregunta, de que por qué los homosexuales tienen que celebrar el 'orgullo' a su preferencia sexual, cuadndo ellos no celebran con marchas monumentales el ser "normales", acepto que antes no tuve ni las ganas ni la suficiente información para defender una fiesta de este tipo, pero que hoy tengo 7 importantes razones por las cuales sí hacerlo y te las quiero compartir...

Así que ¿Por qué no existe una marcha del orgullo heterosexual?

1. Porque no te matan por ser hétero. 
Personas lesbianas, gays, bi, trans, intersexuales, etc, son asesinadas todos los días por su sexualidad.

2. Porque nadie te grita "HETEROSEXUAAAAL" para tratar de ofenderte o humillarte.
Puto, marica, maricón, muerdealmohadas y más términos son usados como insulto para referirse a los gays. 
Simplemente en México en un partido de fútbol nunca oirán a la gente en la tribuna gritarle al portero del equipo contrario "Eeeeeeee buga",  o... "Eeeeeee hétero". O el tema de la banda Molotov no dice "El que no brinque es 'Buga'", o "matarile al heterosexual".

3. Porque no te prohíben casarte con tu pareja, adoptar o reconocer hijos y demás derechos conyugales, por ser heterosexual.
Aún existen muchos países donde matrimonio, unión civil y adopción son derechos prohibidos para la población LGBTTI.

4. Porque ninguna religión condena la heterosexualidad.
Los 'representantes' de Dios en la tierra no parecen ser aún muy 'gay friendly' y en México si eres homosexual no te puedes casar por la iglesia.

5. Porque no existen grupos extremistas que se dediquen a cazar y asesinar a heterosexuales.
Desde el Estado Islámico que arroja al vacío y apedrea a muerte a los gays, hasta grupos neo nazis que se dedican a golpear a cualquier persona que esté demostrando sean LGBTTI.

6. Porque nadie ha sido forzado a "curarse" de la heterosexualidad mediante 'Terapias rectificadoras'.
Aún en pleno año del Señor 2017, las terapias para curar la homosexualidad siguen existiendo.

7. porque la heterosexualidad no encabeza la lista de crímenes de odio.
Uno de los principales motivos de homicidios en los países Latinoamericanos y en el resto del planeta, sigue siendo la no heterosexualidad.

Así que sí, aunque acepto que en las únicas dos marchas del orgullo gay a las que he asistido en toda mi vida, me ha faltado ver más este reflejo de lucha por los derechos de todas las personas que viven su sexualidad de manera diferente al resto de la humanidad, creo que esta marcha es y debiera ser una fiesta que celebre la diversidad, no sólo sexual, sino ideológica, la diversidad de culturas, de pensamientos, de filosofías, una fiesta que nos recuerde lo 'padre' que es ser una sociedad en la que todos podemos ser diferentes y no tenemos que vestir o hablar de la misma manera, o traer el mismo corte de pelo o rezarle al mismo santo, una fiesta que celebre a todos los que han muerto por cambiar al mundo y hacerlo un lugar más amable para todos, más tolerante; porque muchos son los valientes que han dado su vida por manifestarse y exigir respeto para todos, para los oprimidos o para los vulnerables.

¿Un poco de historia?... ahí te va...

Te quiero contar (ya por último) que el origen de esta celebración se remonta al 28 de junio de 1969, cuando tuvieron lugar los conocidos como “Disturbios de Stonewall” en Nueva York, que marcan el inicio de la lucha por los derechos de los homosexuales.
En los 60 eran pocos los locales que acogían abiertamente a personas homosexuales en Estados Unidos. Entre estos estaba el Stonewall, que era propiedad de la mafia. Este bar era popular por tener entre sus habituales clientes a gays, transexuales, 'drag queens', afeminados, prostitutos masculinos y jóvenes sin techo. Las redadas contra bares como el Stonewall eran algo habitual en la época. Lo que marcó la diferencia fue que, inesperadamente, la policía perdió el control de la situación y los clientes y demás personas que se acercaron al lugar se rebelaron contra esta injusticia. La tensión entre la policía y los vecinos gays de Greenwich Village se alargó durante varios días, y en cuestión de semanas, el colectivo se organizó para lograr disponer de lugares donde los homosexuales pudieran estar libremente sin temor a ser arrestados.
Las primeras marchas del Orgullo Gay para conmemorar estos hechos tuvieron lugar en 1970 en Nueva York y Los Ángeles. Poco a poco se le sumaron ciudades de todo el mundo que desde entonces acogen las llamadas Pride Parades o desfiles del Orgullo Gay para reivindicar sus derechos.
En México, la primera marcha Gay tuvo lugar hasta 9 años después, se realizó en la capital del país en 1979 con la colaboración de tres principales grupos: El FHAR, el Grupo Lambda de Liberación Homosexual y el OIKABETH (Movimiento Lésbico Feminista en México).

Así que este próximo sábado 24 de junio se llevará a cabo en la Ciudad de México la 39 edición de la marcha por la igualdad de género... y ahora que ya lo sabes ¿qué piensas?, ¿te gustaría ir?.


Por ahora hasta aquí me quedo, pero cada semana postearé una entrada nueva de esta aventura personal que espero te sirva de ayuda, así que mantente en contacto con nosotros. Te invito a que nos sigas y a que te suscribas a nuestro blog y seas parte de esta historia.
Recuerda que aquí abajo puedes dejar tus comentarios, dudas, preguntas y cuestiones que te gustaría tocáramos más adelante.

Saludos y...

                   Ciao Papis!




Comentarios

  1. Muy interesante, la verdad es que deberia tratarse con mas respecto. He visto videos en https://retosentrechicos.net/videos-gay, y realmente vale la pena tomar el tema con seriedad.

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