Soy Gay... La aceptación en la familia y amigos
Familia y amigos... dos mundos que van de la mano en un mismo espacio.
Hace unos días durante la hora de la comida, entre la sopa de
estrellitas, el agua de pepino con limón y los taquitos dorados de pollo con
lechuga, crema y salsita de guacamole; platicábamos con la señora que nos ayuda
en casa y nos hace de comer, sobre el fin de semana que acababa de pasar, pues
mientras nosotros le comentábamos que habíamos decidido de último momento
asistir a la marcha del orgullo gay y le platicábamos entre risas y chistes
nuestra experiencia y todo lo que habíamos visto en aquel monumental desfile en
el que se habían dado cita más de medio millón de personas (según cifras
oficiales), ella nos contaba con un tono mucho menos festivo y más sombrío que
tuvo que ir a recoger a una de sus vecinas al hospital, pues el marido de esta
mujer había enfurecido hasta rabiar luego de que su hijo de 18 años le
confesara que es gay. En ese momento tragué con dificultad el bocado que a
medio masticar tenía en la boca y miré a Charlie en silencio y pude leer en sus
ojos el mismo sentimiento que yo estaba experimentando en ese momento: una
mezcla de tristeza, frustración, incredulidad, enojo y coraje, pues mientras
casi un millón de personas celebrábamos a lo largo del Paseo de la Reforma y el
Zócalo capitalino la alegría de poder vivir nuestras vidas sin miedos y con
libertad, en otro punto de la ciudad un jovencito y su madre pasaban las horas
recuperándose en la sala de urgencias de un hospital público tras haber sido
lastimados por un hombre violento e intolerante que se fue a golpes en contra
de su hijo cuando este le confesó semejante "vergüenza", y para que
no lo lastimara más de lo que ya estaba, la mujer se metió para defender a su
hijo y corrió con la misma suerte.
¡Vaya tipejo! - pensé - ¿pero a
qué hombre que se jacte de serlo se le ocurriría semejante violencia contra su
propia familia? - seguí en silencio en mi agitada cabeza - ojalá lo refundan en
la cárcel por estúpido y malparido, por macho, por cerrado, por injusto, por
cobarde e ignorante; mira que lastimar de esa manera a tu propia sangre y
golpearlos a tal grado de mandarlos al hospital, eso no es de hombres, no es de
seres humanos, no es de un padre y un esposo protector y cuidadoso de su propia
familia, eso es de bestias sin cerebro que piensan y reaccionan con el único
frijol que tienen en la cabeza y que hacen más daño que beneficio en este
mundo.
¿Por qué sigue habiendo gente
así?
¿Por qué sigue habiendo tanta
repulsión y odio a los que no piensan, sienten o aman igual que uno?
Y luego muchos se siguen
ofendiendo e indignando con las marchas que proclaman la tolerancia y el
respeto a los derechos de los demás, y siguen diciendo: "¿y por qué los
heterosexuales no tenemos nuestra propia marcha?" pues justamente por
esto, porque un "padre" de familia no se le va a los golpes a un hijo
que dice ser heterosexual.
Afortunadamente la madre y el hijo fueron dados de alta y ahí
estaba nuestra querida señora que fue por ellos al hospital, ¿pero y los
demás?, ¿qué pasa con aquellos que corren con peor suerte y además de ser
humillados y maltratados por su propia familia se quedan en la calle?, ¿qué
pasa con aquellos que no se sienten a gusto con su propio cuerpo y necesitan
cambiarlo para sentirse identificados con éste y su manera de ser?, ¿qué pasa
con los que viven en otros países y son apedreados hasta la muerte o arrojados
al vacío por no ser "normales"?.
Esta anécdota me hizo recordar
mi propia historia y una vez más dar gracias a Dios por mi suerte, por mi vida
y la manera en la que se me han dado las cosas en mi camino, pues aunque mucha
gente querida me ha dicho en diferentes etapas de mi vida que me admira por lo
que hice, y que ve en mí valentía y fuerza interior al vivir mi vida de manera
"abierta" y haberme aceptado y además haberle dicho a mis padres que
soy lo que soy, y sincerarme con mis hermanos, amigos y conocidos, la verdad es
que volteo atrás y no veo heroísmo alguno, sí veo momentos difíciles y
recuerdos que tal vez no me hubiera gustado vivir, pero que gracias a ellos
ahora soy el hombre que soy y me hicieron más fuerte y más consciente de mi
propia vida.
¿Pero y si no me hubiera tocado
un padre respetuoso de mis decisiones y amoroso como el que afortunadamente
tengo, que me deja ser y que me levanta cada vez que me caigo, que en lugar de
quitármela me ha salvado la vida y me sigue protegiendo (a su manera) aún
cuando ya no dependo de él ni vivo en su casa?, ¿y si no me hubiera tocado un
angelito de mamá como la que me tocó llena amor desbordante, llena de consejos
y palabras mágicas que iluminan la oscuridad y manos que curan el corazón y
levantan el espíritu con sus caricias?, ¿y si no me hubieran tocado unos
hermanos con almas viejas y sabias, que aún siendo más chicos que yo me enseñan
lo padre que es la vida a su lado y caminan conmigo en todo momento?, ufff...
creo que debo de haber hecho algo bueno para merecer tantas bendiciones, y
estoy completamente seguro que yo les vine a enseñar a ellos cosas en esta vida
que tal vez tenían que aprender para ser espíritus más grandes, tal vez lo que
les vine a enseñar es la alegría, tal vez la aceptación de lo diferente, tal
vez la tolerancia, tal vez el dolor y la frustración, y tal vez... pero sólo
tal vez la valentía.
Pero no siempre fue así,
seguramente en algún momento de la infancia y sobre todo la adolescencia le
provoqué vergüenza a alguno de mis hermanos, o a los tres, no lo sé a ciencia
cierta, yo era muy raro en aquella etapa en la que todos los niños debíamos ser
de la misma forma, sin embargo a mí no me gustaba jugar al fútbol como a ellos
y no tenía un equipo favorito, no me interesaban los mundiales de soccer y no
coleccionaba las tarjetas de los jugadores, lo único que hacía mentalmente
mientras ojeaba sus álbumes era ponerle calificación a los jugadores para ver
quién era el más guapo, no me gustaba ensuciarme demasiado la ropa o rasparme
las rodillas o las manos con los juegos bruscos, no me gustaba salir de 'la
base' cuando jugábamos encantados o 'las trais', le tenía 'precaución' a los balonazos
y no era buen portero, pero eso sí, me gustaba cantar y bailar aún estando en
la calle y en lugares públicos mientras ellos se escondían o me callaban por
vergüenza propia y ajena.
Sin embargo el día que les
confesé mi preferencia sexual los tres entendieron muchas cosas de mí, como que
hasta ese momento les cayeron muchos 'veintes' y las cosas por fin se fueron
acomodando desde el pasado y todo empezaba a ser más claro, los tres me
abrazaron y me dieron su apoyo y su compañía, siento que son unos "millennials"
excepcionales y como que ya venían dispuestos con ese 'chip' de aceptación y
entendimiento que les permitió pasar rápidamente de la resignación al
entendimiento, aceptación y compromiso.
Para mis papás fue más
difícil... mucho más difícil. Se trata de otra generación, otros tiempos y
otras maneras de recibir al mundo con sus cubetadas de agua fría. Y es que
ponte en sus zapatos, yo lo hice varias veces para tratar de ver el contexto
desde su propia mirada y no fue algo bonito tener que aceptar que en su familia
algo salió 'mal'. Supongo que ningún heterosexual está preparado para una
noticia así, como ya lo escribí antes no tienes hijos para que te salgan
homosexuales, no los educas para que sean bis, o lesbianas o transexuales o
travestis. Imagino que no debe ser fácil que un hijo de un día para otro te
cambie el esquema radicalmente, pienso que para alguien de su generación la
palabra 'homosexual' no es como decir 'palomitas de maíz' y ya, ha de ser más
bien como decir 'palomitas de maíz mitad caramelo mitad queso chedar con salsa
picante y un poco de jugo de limón', debe ser algo fuerte que no está dentro de
su entorno y mucho menos dentro de tu familia y tu propia casa, para ellos los
homosexuales eran una raza aparte, creada desde la perversión o la desviación
mental de un grupo de personas raro, sin valores morales y lejos de la mano de
Dios, o una moda de mal gusto... hasta que llegué yo y poco a poco fui tirando
con mucho cuidado esos prejuicios y malos estereotipos que habían en sus cabezas
respecto a la comunidad LGBTTI.
Aceptación es la palabra clave,
el sentimiento que se debe tener para seguir respetando y queriendo a un hijo
que eligió otro camino que no era precisamente el elegido para él, y es un
proceso que inició en mi caso con la negación, pues para mis papás en los
primeros días e incluso meses, yo estaba "confundido" y necesitaba
ayuda para aclarar mis ideas y volver al camino correcto. Necesitaba terapia y
ayuda profesional para sacar de mi mente esa idea absurda de querer a otro
hombre habiendo mujeres tan bonitas, "porque la mente es poderosa y puedes
cambiar al mundo con sólo desearlo" me decían, y estoy de acuerdo, la
mente es tan poderosa para moldear cualquier cosa como el calor moldea al
hierro, pero yo no quería cambiar, ya no más, ya lo había intentado 25 años de
mi vida y ya estaba cansado de intentar sin éxito ser 'normal', "tal vez
no lo intentaste con fuerza o tal vez no supiste cómo", ok, pero ya no
quería perder más tiempo tratando de averiguarlo, ya quería vivir mi vida como
mi mente, mi corazón, mi cuerpo y mi espíritu en ese momento me lo dictaban.
Hoy por fortuna el panorama
cambió, en aquel momento se me dijo que aceptaban mi decisión de ser
"gay" pero que no estaban de acuerdo y que no aceptaban mi
orientación sexual, de ninguna manera, se me dijo también que nunca
llevara a casa a otro hombre o "amiguito" para presentarlo como mi
"noviecito" pues no iba a ser recibido, que si quería vivir como
homosexual tendría que ser fuera de esa casa, su casa y la cual yo tenía que
respetar, pues se trataba de un hogar católico con valores y principios que no
se podrían romper con 'ideas locas' que estaban de moda.
Ahora doy gracias por lo
vivido, son lecciones que a uno le toca vivir para hacerse de personalidad y
carácter, para entender razones y para desde el punto de vista personal,
también aceptar y ser tolerante con las ideas de los demás, aunque no las
comprendamos.
Ahora también doy gracias por
el cambio de paradigmas en mi casa y en mi familia, por la aceptación y el amor
que mis padres me siguen teniendo y demostrando a pesar de las dificultades,
porque ahora no soy sólo yo, ya hay dos personas más que forman parte esencial
de mi vida, la vida que yo elegí: mi pareja y mi hija.
Con mis amigos fue distinto,
bien dicen que los amigos son la familia que uno escoge a lo largo de la vida y
definitivamente yo he escogido bien. Después de haber 'salido del clóset' en mi
casa y sentir que mi alma pesaba tres toneladas menos, tomé el teléfono y llamé
a mis amigos más cercanos para una reunión de café, en aquel entonces en que no
estábamos tan ocupados como ahora y nos podíamos dar el lujo de tener más
tiempo para socializar, un grupo de 8 o 9 chicos y chicas solíamos reunirnos
una o dos veces al mes para tomar un café, reír, fumar y platicar de nuestras
cosas; así que un domingo, un Starbucks de Insurgentes sur, donde por lo
general nos juntábamos, fue el escenario ideal para abrirme con las personas
más importantes de mi vida fuera de mi casa.
¿Y qué paso?
Fue la sensación más
maravillosa del mundo entero, sentí como si no me hubieran entendido lo que
acababa de decirles, pero todo lo contrario, mi mensaje había sido recibido y
captado íntegro, tal cual como yo lo había dicho, "amigos, les pedí vernos
porque quiero decirles algo muy importante para mí y que quiero compartirles
para que de una vez por todas sepan de mí... soy gay", algo más o menos
así, palabras más palabras menos, y en ese momento se abrió de nuevo el cielo,
me sentí querido, arropado y entusiasmado, y dos toneladas más bajaron de mi
espalda; durante todo el tiempo examiné sus caras y sus miradas para ver si
encontraba alguna pizca de desaprobación o rechazo o algo que me hiciera saber
que alguno estaba incómodo o no estaba de acuerdo con mi promulgación personal,
pero no fue así, ninguno ni por un momento bajó la mirada al piso o se hizo el
desentendido, todos estábamos conectados y en la misma sintonía, en mí sintonía
personal y cada uno se fue subiendo a mi barco a su manera, unos me abrazaron
de inmediato y esa familia que yo escogí para caminar el resto de mi vida aún
sin llevar la misma sangre, se hizo más fuerte e indestructible.
Tal vez tuve suerte... ¿cómo te fue a tí?, ¿conoces alguna historia semejante?
Tal vez tuve suerte... ¿cómo te fue a tí?, ¿conoces alguna historia semejante?
Por ahora hasta aquí me quedo, pero cada semana postearé una entrada nueva de esta aventura personal que espero te sirva de ayuda, así que mantente en contacto con nosotros. Te invito a que nos sigas y a que te suscribas a nuestro blog y seas parte de esta historia.
Recuerda que aquí abajo puedes dejar tus comentarios, dudas, preguntas y cuestiones que te gustaría tocáramos más adelante.
Saludos y...
Ciao Papis!
Para mí eres un ser hermoso, valiente, lleno de amor y luz!! Te queremos con todas nuestras fuerzas!!! Yaz :)
ResponderEliminarLo sé Yaz, y lo sé porque así me lo han hecho sentir. Gracias por leer y gracias por ser parte de mi historia y mi familia.
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