Deseamos ser padres... el anhelo y la decisión de una pareja gay.
Nunca imaginé que un diciembre cambiaría por completo mi vida.
Me encanta el mes de diciembre,
desde niño la temporada decembrina ha representado la época más bonita del año
porque me trae recuerdos de familia, de la Navidad y momentos inolvidables
junto a las personas que más amo y que siempre han marcado mi desarrollo
humano, pero nunca pensé que en un diciembre tomaría la decisión más importante
de mis últimos años y quizás de mi vida entera, la determinación de ser papá.
"¿Estás consiente de que
la próxima Navidad vamos a tener en nuestros brazos un angelito de carne y
hueso producto de nuestro amor?" fue la pregunta que Carlos me hizo esa
noche y que taladró mi mente hasta lo más profundo y con la que me fui a la
cama, aunque no pude dormir.
"¿Enserio voy a ser
papá?" - me pregunté durante horas pegado a la almohada en medio de la
oscuridad de la noche - "¡wow voy a ser papá!"- estás dos frases se
apoderaron de mí y provocaron que diera tantas vueltas en la cama, que
claramente podía ya sentir la dureza del suelo. "¿Pero qué es este
remolino de emociones que siento en la sangre?" digo, la idea estaba
tomando al fin forma y sentido y no podía evitar un pánico abrumador que
brotaba desde el estómago y que se apoderaba de cada músculo de mi cuerpo -
"¿es normal este miedo que estoy sintiendo?, ¿no se supone que es motivo
de felicidad y serenidad del alma de todos los que van a ser padres?" - mi
mente daba tantas vueltas que aún estando acostado sentí mareos y tuve la
necesidad de incorporarme y sentarme para respirar más despacio y disminuir los
latidos de mi corazón que se disputaban entre el miedo y la felicidad, pues
luego de cuestionarme si en realidad soy un buen hombre, si tengo la capacidad
intelectual, física y moral para formar una familia y criar a un niño o una
niña y darle mi amor entero y dotarlo de todas las herramientas a mi alcance
para que salga a descubrir este mundo tan lleno de misterios y contradicciones,
me venía la imagen de un pequeñito mirándome a los ojos mientras le daba su
mamila y más adelante abriendo sus brazos para que lo abrazara y llenarlo de
todo este amor que no sabía que existía en mí y que en ese preciso momento y
bajo las sábanas estaba empezando a despertar y por fin traspasar mi piel.
"Pero tranquilo" - me dije - "aún ese angelito no ha llegado y
para la próxima Navidad aún falta todo un año, así que duerme y sueña con él o
ella, porque pronto se empezará a hacer realidad" - y por fin me relajé,
regresé a la almohada y abracé a mi chico, el hombre que dormía a mi lado y con
el que estaba por empezar una nueva aventura.
No fue la primera vez que
hablábamos del tema, desde que nos empezamos a conocer la idea traspasó
nuestros pensamientos y se convirtió en decreto a través de nuestras bocas,
"quiero ser papá" me dijo Carlos desde que lo conocí y al escuchar
esa mágica frase una enorme sonrisa transformó mi rostro y me hizo interesarme
más en él, y no porque me pareciera una idea descabellada e irrisoria
tratándose de un hombre que estaba cortejando a otro, sino porque a pesar de mi
orientación sexual, la idea de la paternidad siempre formó parte de mi proyecto
de vida y el querer ser papá no abandonó mi mente al declararme gay.
Apenas un año después de ser
pareja la oportunidad de ser padres se nos presentó de una forma tan real y tan
contundente que nos agarró por sorpresa, fue un balde de agua helada que nos
dejaba poco tiempo de decisión, y si no la tomábamos en ese momento el tren de
la paternidad cambiaría de estación a otro paraje mucho más lejano, desconocido
y con muchas más complicaciones, ¿por qué? porque estábamos a mediados de
diciembre del 2015 y en unas semanas más, el 7 de enero del año que estaba a
punto de empezar cambiaría la ley en Tabasco, el único estado de la República
en el que estaba permitida por ley, la reproducción por el método de la
gestación por subrogación de vientre, por lo que restringirían este método de
tal forma, que desaparecerían la posibilidad de que una pareja homosexual
accediera a él.
Así que no había de otra,
apenas un par de meses atrás Carlos había ido a Villahermosa a empaparse del
tema y conocer personalmente las clínicas que daban este servicio y sentarse
con los especialistas para tener un panorama real y concreto de nuestras
alternativas: el proceso, los costos, lo legal, las gestantes, las donantes, y
todo lo que teníamos que saber; pero esto apenas eran las primeras acciones de
un plan a futuro, en donde nos iríamos con calma haciendo a la idea de crecer
como familia y escoger el mejor lugar para depositar nuestros sueños;
definitivamente nunca nos imaginamos lo que vendría.
Nos enteramos del cambio en la
legislación por casualidad en una reunión a la que asistió Charlie, cuando un
amigo que conocía nuestros planes y estaba enterado del viaje de Carlos a
Tabasco, se acercó a preguntarle que qué íbamos a hacer ahora que entrara en
vigor la nueva ley que prohibiría la subrogación (procedimiento que habíamos
elegido para ser padres), en ese momento Carlos me llamó por teléfono muy
alarmado, era un domingo y yo estaba en el trabajo en medio del cierre de una
edición de la revista para la que trabajaba, sólo me preguntó que si estaba
sentado y... ¡PUM! me aventó la pregunta del millón... "¿estás dispuesto a
empezar el proceso de gestación en dos semanas?".
Acepto que algunos años después
de haber 'salido del closet' y haber probado las mieles de la soltería y la
independencia, el sueño de ser padre empezaba no a desaparecer, pero sí
posicionarse en un segundo plano de importancia y me empezaba a enfocar más en
mi individualidad como hombre solitario o con pareja, pero no necesariamente
con hijos, más bien había aceptado la idea de simplemente ser el mejor tío de
mis sobrinos y quererlos como a mis propios hijos, pero cuando el destino me
paró en frente a este hombre al que beso en los labios cada mañana, la idea
volvió a tomar forma y se fue fortaleciendo cada que el tema salía a la luz de
nuestro proyecto de vida.
¡Wow!... ¡también quiere formar
una familia!
Al principio creí que al igual
que yo, Charlie tenía la intención de optar por la adopción, un proceso que
seguramente sería muy desgastante y que nos llevaría varios años para al final
no tener la certeza de hacer realidad el sueño de ser 'papis', (aunque de su
mano y con su determinación estoy seguro que lo hubiéramos conseguido). Pero
después caí en cuenta de que esa no era su intención, por lo menos no como
primera instancia, aunque no lo descartaba. Él quería un hijo, pero uno de su
propia sangre - "¡vaya loco!" - dije para mis adentros - así que casi
me voy de espaldas cuando empecé a tratar de imaginar las cosas que tendría que
hacer para conseguirlo (pedirle el favor a una amiga, encontrar a una que
aceptara tal "locura", arriesgarse a que se lo quitara... etc.). Fue
entonces cuando me habló de la 'Gestación subrogada'... "What?".
¿Rentar un vientre?...
Oh por dios, ¿eso es legal?... ¿es
posible que una mujer geste el bebé de alguien más?... ¿eso es éticamente
correcto?... ¿se puede hacer en México?... ¿de dónde o de quién será el óvulo
para lograr la fertilización?... ¿cuánto cuesta?, en fin, ésas y otras muchas
preguntas saltaron a mi mente de 'sopetón' sin tener un antecedente cercano del
cual apoyarme o que me diera las respuestas; y es que ya había escuchado antes
del tema, pues Ricky Martin luego de declararse abiertamente gay, se convirtió
en papá a través de este método y había conseguido realizar el sueño de tener
dos hijos, y vaya par de chamacos hermosos que logró, pero esa magia de rentar
un vientre la veía tan lejana que me parecía cosa de gente millonaria y en
otros niveles. Pero este asunto, el de la gestación subrogada será el tema de
una nueva entrada de este blog en el que próximamente profundice más para
explicarlo, y desde nuestra experiencia, tratar de despejar las incógnitas y
las dudas que muchos pudieran tener.
Por ahora regreso al
"balde de agua helada" en medio del día más pesado de trabajo...
Cuando llegué a casa a media
noche me explicó todo el asunto, al igual que yo estaba visiblemente alterado,
nuestro sueño de ser una familia se podría estar viniendo abajo, así que nos
tomamos de las manos y encaramos la realidad, había que tomar la decisión más
importante de nuestras vidas en unas horas, y así, esa noche se convirtió en
una de las más intensas de mi existencia.
UFF... Por ahora hasta
aquí me quedo, pero cada semana postearé una entrada nueva de esta aventura
personal que espero te sirva de ayuda, así que mantente en contacto con
nosotros. Te invito a que nos sigas y a que te suscribas a nuestro blog y seas
parte de esta historia.
Recuerda que aquí abajo puedes dejar tus comentarios, dudas,
preguntas y cuestiones que te gustaría tocáramos más adelante.
Saludos y...
Ciao Papis!
¿Qué opinas?
ResponderEliminarGracias por compartir. Como siempre disfruto mucho leyendo sus artículos. Ni modo, hay que esperar la siguiente parte… Felicidades y suerte en la vida.
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